mio madre

Mio madre nun sabía idiomes pero yera tan mimosa... dicíame que con enfotu pues algamar cualquier cosa. Mio madre nun sabía idiomes pero falaba a les freses, facía ensalada rusa y mil tortielles franceses. Mio madre nun sabía idiomes pues pisó poques escueles, ¡y facía un caldu gallego y unes coles de Bruseles...! Mio madre nun sabía idiomes, yera una madre estupenda, facía arroz a la cubana con salsa a la boloñesa. ...Primeros versos del poemario Mio madre, de Aurelio González Ovies, editado por Pintar -Pintar, abril 2010 (Edición en asturiano)

sábado, 5 de abril de 2014

MANTECA: ELABORACIÓN CASERA


Ya se acerca la Semana Santa. El tiempo vuela, sin duda, vuela. Cada año me parece que los meses duran menos... Y como pronto nos pondremos manos a la obra con los dulces típicos de estos días, en mi concejo vamos preparando la rica manteca para la elaboración de las diferentes marañuelas o bollos. Algunas amigas me pidieron que publicase su proceso. La preparo como siempre la vi hacer a nuestra madre. Lo más importante es disponer de una leche de vaca de excelente calidad, en abundancia, al menos de unos 50 litros, hervidos en varias tandas, para conseguir una manteca que merezca la pena.
Os dejo las marañuelas que tengo publicadas:
http://conlaluzdemicocina.blogspot.com.es/2013/09/maranuelas-de-candas-receta-de-una.html
lhttp://conlaluzdemicocina.blogspot.com.es/2012/04/maranueles-de-la-guelina-de-copepi.html
http://conlaluzdemicocina.blogspot.com.es/2013/03/maranuelas-de-los-70-de-charo-el-chalan.html
http://conlaluzdemicocina.blogspot.com.es/2011/02/maranuelas-de-gozon.html
http://conlaluzdemicocina.blogspot.com.es/2012/03/maranuelas-de-manzaneda.html

Y Los bollos:
http://conlaluzdemicocina.blogspot.com.es/2011/04/bollos-de-maranuela.html
http://conlaluzdemicocina.blogspot.com.es/2011/02/bollos-de-maranuela-de-claras.html
Con pan y mermelada
Con tortos y miel.
Y ya cocida.
Y un texto poético de A. G. Ovies, publicado en La Nueva España:
Desde mi corazón



Las cosas que ha dejado la vida en mi fuero interno

 Caben en mi corazón tantas verdades como tus labios me ofrezcan. Tantos sueños como sueñes, tanto amor como me infundas, tanta paz como me tejas. Mi corazón hoy es amplio como un caserón antiguo y en sus altas estancias eternizo lo efímero y basculo las cargas que me dañan y pesan; y olvido los recuerdos amargos de mi vida y pongo al aire libre el dolor de sus fechas. Mi corazón es diáfano como un verano quieto y un día de la infancia. Desde él miro a menudo el rastro de mis seres, su frío y sus estrellas.

Caben en mi corazón los versos que he vivido y los que nunca hubieras imaginado tú, porque fueron silencio y los cruzaste a tientas. Caben todos los nombres que alguna vez dejaron en mí alguna estela, aunque fuera de herida o de suma tristeza. Los nombres que sonaban en mi casa, frecuentes, que compartían conmigo la fruta, el pan, la cena. Los momentos hermosos, en los que somos dioses y no nos falta nada y de por sí razonan la existencia: unos rayos de sol, una palabra fiel, un árbol, libertad y la grata emoción de sentirse en la tierra. Mi corazón es manso como un lago de afecto y allí fueron varando circunstancias y cuerpos y voluntades y épocas.

En él preservo aquellas lejanas ocasiones que brillan como perlas. Y recorro de pronto distancias insalvables que la realidad no me brindó o me veta. Me acerco a los distritos que recorrí y conozco. Me reciben los brazos de mi madre. Y me peina y sonríe. Me acaricia y me besa. Y se diluye todo. Y toco su ceniza como cal primitiva. Como luz que protege aún después de muerta. Regreso a los confines donde era mío el mundo. Me huelen los paisajes a esa fe silvestre que nunca más germina ni nunca más se encuentra.

Mi corazón florece cuando te necesita. Porque es humano y terco. Y a lo que huye, se aferra. Asume lo presente. Pero añora y ansía con más pasión y fuerza. Mi corazón es tuyo. Adéntrate despacio, transita sus pasillos. Percibirás tu sombra en toda su llanura y su franqueza. En todos sus recodos advertirás vestigios de cuánto estás en mí. En él avistarás cuántos pálpitos tuyos pulsan en mis latidos. En él descubrirás cuántas veces te llamo, aunque no te pronuncie ni te piense siquiera.